lunes, 10 de mayo de 2010

EL GOBIERNO: UNA FUENTE DE PODER

Juan Manuel de Rosas proveniente de una familia destacada consiguió hacer fortuna comenzando de cero y con solo la ayuda de algunos parientes. En esa etapa de su vida conoció muy bien a la gente del campo y más tarde llegó a ser un importante estanciero en el sur, además de saladerista. Como propietario de tierras en zonas de fronteras tenía responsabilidades militares, al frente de las milicias locales. Su relación con la población era mucho más paternalista que en la ciudad.
Rosas emergió como líder capaz de integrar dos elementos de poder esenciales para gobernar en la época. Por un lado, tenía el apoyo de un sector importante de las clases altas, sobre todo las rurales, así como el clero conservador. Por otro lado, poseía una estructura de movilización popular significativa no solo por su voto, sino por estar en disponibilidad para participar en acciones armadas.
A partir de diferentes acontecimientos llega al poder en dos periodos (1829-1832; 1835-1852), incluso se le otorgan el titulo de Restaurador de las Leyes y las facultades extraordinarias, por lo cual podía ejercer el mando sin control legislativo. Su poder estaba impulsado específicamente por los ingresos de la Aduana de Buenos Aires. En aquel entonces los principales impuestos que se cobraban en el país eran de importación que debería corresponder al Estado nacional, pero al no existir éste, cada provincia los recaudaba en el punto de entrada, y que era, casi monopólicamente, la ciudad de Buenos Aires. Esta actitud del Gobernador, Rosista, generó conflictos con el interior del país. Pero, el autoritarismo y la explotación del poder del Restaurador, no se centra en esto, sino también, en política interna persiguió a sus opositores aplicando un decreto que consideraba reo de rebelión a todo “cómplice” del golpe le Lavalle o responsable de algunos de los atentados cometidos por su gobierno. Esto permitió perseguir no solo a los unitarios sino, también a los federales doctrinarios al ser considerados teóricos que copiaban sin originalidad los modelos europeos o norteamericanos.
Un acontecimiento que trascendió históricamente en el campo cultural en la época de Rosas, fue la persecución a los intelectuales que se oponían a su política a través de sus escritos, quienes debieron exiliarse en países vecinos.
Un claro ejemplo es el escritor Esteban Echeverría que mediante su obra “El matadero” formaliza una acusación política al régimen rosista, ya que en él la descripción critica la brutalidad, el clima de turbulencia, descontrol, el autoritarismo imperante en la época en sus dos vertientes: La eclesiástica (iglesia) y política (Rosas “el restaurador).
Por todo lo mencionado la historia marca a Rosas como un tirano: un individuo que abuso de su poder, superioridad o fuerza, que rigió sin justicia y medida de su voluntad el gobierno, estando siempre pendiente de los posibles causantes de su destronamiento y haciéndoles frente sin importar la forma. Pero a pesar de todo se lo considera como alguien firme en sus objetivos.

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